3/09/2010


Hay ocasiones que la vida nos da regalos, una persona entrañable me preguntaba hace unos minutos al teléfono si había hecho algo extraordinario en mi cumpleaños y creo que el mejor regalo fue haber conocido a un excelente hombre de letras: Eduardo Kovalivker.

Iba llegando a la cafetería de reconocida emisora radial y ahí estaba el hombre acompañado de un gran periodista y escritor argentino- mexicano: Justo Molaquino. Inmediatamente fuimos presentados y surge la intuición, sobre todo que los libros me causan debilidad y comencé a hojear su obra “Antología para México” que recopila una serie de poemas dedicados a México; Eduardo conoce muy bien nuestro país:

“Esos dioses dejaron una energía latente
Que se siente en el aire de ciudades y campos
Y alimenta la sangre de este pueblo valiente”

Esa es la forma como Eduardo le habla a un México que conoce a la perfección, sin embargo el intuye en su obra como hablan los mexicanos:

“Una vez nos sacaron por el lado del norte
Un pedazo muy grande de lo que era nuestro
Perdimos la tierra que los dioses nos dieron
En las manos malditas de hombres siniestros”

Entablamos una platica improvisada pero profunda en torno a tazas de café y un desayuno matutino; de pronto en la conversación afloro su origen Hebreo de Eduardo y me comentaba que su abuelo emigró de un Pueblo al norte de Odessa en Ucrania… me sorprendí y el me pregunto con su típico acento argentino:

-“¿Por qué estas asombrado?”-
A lo que respondí

-“Conozco Odessa y conozco el pueblo que mencionas”-

Eduardo es ahora el asombrado...

-“Mejor tu conoces el pueblo de donde venía mi abuelo que yo…” Kovaliv… Pero decime Pibe ¿Qué hacías vos en Odessa?”

Mirandolo a sus profundos ojos azules le respondí

- “Lo estoy escribiendo y en cuanto lo tenga listo te lo enviaré…”-
- Vaya que es sorprendente, ¿como llegaste?
- En un vuelo de Viena…

De pronto interrumpimos la charla pues tenia que reincorporarme a una parte de la rutina que sigo los lunes, sin embargo la empatía surgío y a mi mente regreso el recuerdo de Ucrania, los motivos por los que estuve ahí y sobre todo mi sentido de renacimiento en ese bello puerto del Mar Negro que estoy plasmando en el papel.

Sin embargo Kovalivker narra historias plasmadas en poesía, y la emoción que imprime al leer su propia obra, pues hay excelntes escritores que no son buenos declamando su propia obra.

A Eduardo muy justamente le queda el titulo de “Embajador de las letras argentinas” y sobre todo el de poeta universal

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