4/19/2007

"SER PARA TENER..."

Arturo Ortega Blake, alguna vez en su casa, me decía: “A veces hablas como si ya fueras un anciano o un viejito ya longevo”, y es que la vida me ha dado alegrías, así como tristezas, mucha gente a la que he amado ya no esta físicamente en este mundo, pero vive en el recuerdo de los que los amamos, como por ejemplo un gran amigo que en vida llevó el nombre de Felipe Enriquez.

Cuando tenía trabajo de gente decente, lo conocí, era un hombre ya de edad, de corta estatura, con una simpatía muy grande y sobre todo muy sencillo, sus amigos decíamos que no entendíamos lo que decía, pero poniéndole atención si, le gustaba mucho bailar y era muy sociable, entre Felipe y yo nació una amistad, que en mi caso, de amistad luego se convirtió en admiración. Una vez me platicó su vida:

Este gran amigo nació en la tradicional y populosa Colonia Morelos, tenía demasiados hermanos y sus padres fallecieron, por lo que su hermana y él se tuvieron que hacer cargo de los hermanos menores y Felipe ya se casó grande pues entre su hermana y él les dieron carrera a cada uno de ellos. Ya casado y con hijos, me decía que su suegra lo humilló delante de la familia, diciéndole que era una persona que no valía nada, por que no tenía un peso en la bolsa y que era un Don Nadie, esto le pegó en el orgullo y Felipe se levanto de su silla pues estaban ante la mesa y le respondió a su suegra:

“Yo le voy a demostrar a Usted, que soy una persona que vale”,

así al otro día fue a inscribir a su hijo Juan Felipe a Pre escolar e inmediatamente juntos fueron a la Facultad de Derecho de la UNAM, ahí Felipe se inscribió y tomando a su pequeño hijo le dijo: “Usted y yo vamos a estudiar”. Y así fue como Felipe combinaba su trabajo primero como obrero y a medida que avanzaba en sus estudios fue también ascendiendo en su trabajo, con sus estudios y su hogar, así hasta terminar, me comentaba que se le hacia pesado a veces y que se la llevó tranquila: de dos materias, tres, etc, poco a poco hasta terminar, su cédula profesional la sacó en 1992, yo lo conocí en 1993, en ese entonces Felipe trabajaba como proyectista en el Reclusorio de Barrientos y por las tardes daba clases en la Universidad Hispanoamericana donde me encontraba laborando por ese entonces en horario de 7:00 a 23:00 y como siempre he dicho “De gente decente”.
Después fui forzado a dejar mi trabajo de gente decente y deje de saber de Felipe, hasta que Rosario una chica que fue mi alumna y además cuento con su amistad, me platicó que había muerto Felipe, por lo que me puse en contacto con su hijo Juan Felipe y me confirmó que tenía un mes de haber fallecido de cáncer en el riñón, fue duro enterarme de su muerte, pero siempre lo llevaré en mi mente y corazón, sobre todo por sus ocurrencias y sus anécdotas personales.

Es importante por que así como Felipe siempre dio ejemplo de tenacidad, así la vida me ha dado la oportunidad de conocer a personas ejemplares con una historia digna de contar, a veces es bueno comentar que la gente no vale por su dinero, su puesto de poder o su jerarquía social, la gente vale por lo que es, y así como hay empresarios sencillos y gente de mantenimiento prepotente, lo mismo se da al reves; la valía de las personas es por lo que son, no por lo que tienen (“Ser para tener y no tener para ser”).

Para los que piensan que hacer Imagen es engañar a las personas o es algo superfluo, deben de saber que la Imagen se sustenta en la esencia de la persona o institución y también es un asunto no sólo de psicología, sino de educación, la educación como formación del individuo y de la institución y que se requiere que sea constante, espero en un futuro narrar la historia de otro personaje digno de admiración.

1 comentario:

AndreaLP dijo...

Gente que es ejemplo de vida la podemos encontar en todos lados, por eso es valiosa.

Saludos!