IMAGEN DE UN CHARRO

Se habla de Antonio Aguilar en todos los medios nacionales y me atrevo a decir que en algunos Internacionales, su trascendencia como actor, cantante y hombre de espectáculo no queda en duda, su extensa filmografía, así como su discografía que abarcó el genero ranchero y en últimas fechas el tomar a la banda de viento como acompañante del cantante (pues las bandas como tal en Europa, no acompañan a ningún cantante), lo hacen ser un artista referencial en la cultura mexicana.

Películas que son indispensables; la Trilogía de Heraclio Bernal (1957), Los Invencibles (The undeafted) de 1969 al lado de John Wayne y Rock Hudson y su mega producción que sólo ha sido presentada una vez y que implicó una super inversión a Don Antonio; Zapata (1970), película que incluso el mismo, en el año 2000 en la cineteca nacional contó las peripecias para producirla y que finalmente fue censurada y como se perdieron rollos de la misma cuando el incendió a la Cineteca en 1981.

En cuanto a su música, hace 7 años Musart lanzó una serie recopilatoria con lo mejor de sus grabaciones, para conmemorar 50 años de carrera, vale la pena conseguirla.

Antonio Aguilar ha tenido una carga emocional en mi vida; mi madre aparece como extra en uno de sus filmes, y lugares del pueblo de mis padres, así como los interiores de la casa de mis abuelos maternos fueron locaciones para la trilogía de “Heraclio Bernal” dirigida por Roberto Gavaldon, película de la que Antonio no dejaba de recordar pues ahí se define como actor y cantante, además de que conoce a su compañera de toda la vida; Flor Silvestre.

Antonio muy al principio de su carrera soñaba con ser un Krooner al estilo de los años 40’s, incluso en EE UU era conocido como Tony Aguilar, y resulta que cuando pedía ser contratado la gente lo confundía con Luís Aguilar; no existía un pocisionamiento de su persona en el público, además de que la gente rechazaba sus canciones, ya había filmado una serie de dos películas al lado de Pedro Infante: “Un rincón cerca del Cielo” y “Ahora soy rico” encarnando a un rico acaudalado de sociedad, dueño de una empresa farmacéutica.

Estando en Nueva York, conoce a un cómico Puertorriqueño apodado “El Jibarito”; Antonio se puso a llorar y le comento que había fracasado, entonces el Jibarito le respondió:
“¿Qué has sido toda tu vida?”
Antonio respondió:
“Hombre de campo, sé montar a caballo, las labores agropecuarias y crecí en Zacatecas ayudando a mis padres”

-“Pues debes de ser eso y no pretender ser lo que no eres”, tomando el piano el Jibarito empieza a tocar “Alta y Delgadita” mientras Antonio la cantaba, al día siguiente Antonio se presentó vestido de Charro y con mariachi, las películas dejaron de ser de catrines, empezó a asumir papeles campiranos y de héroes del pueblo, el resto es historia: múltiples discos de oro y platino por sus altas ventas, películas taquilleras, en las que por cierto alterno con estrellas internacionales, y sobre todo al lado de su familia un espectáculo ecuestre que le dio la vuelta al Mundo, ganando la admiración y amistad de jefes de estado y de personalidades importantes.

El respeto a la esencia de Antonio hizo que su mensaje fuera entendido por sus públicos a los que se dirigió, a la persona o la institución no se le puede presentar como lo que no es, si se respeta la esencia, sobre la misma se puede construir, la Imagen pública de Antonio Aguilar es uno de los ejemplos que me gusta citar en conferencias, cursos y seminarios, Antonio no ha muerto, su leyenda empieza el día de hoy y siempre estaremos agradecidos con el (al menos mi familia y yo) por sus atenciones que siempre tuvo con nosotros y el que siempre amará a la población que vio nacer a mi madre y a mí padre y de la que mi abuelo era funcionario publico al filmarse una de sus películas clave que el siempre citaba.

ANTONIO AGUILAR, EL CHARRO DE MÉXICO,¡VIVE!